este es el hermoso mundo de los pollinos o burritos trasquilando hierbas junto al mar.
Imagen idílica para los palos que siempre se han llevado.
Vistos así, viven mucho mejor que nosotros, los azacaneados turistas cargados de sombrillas, toallas, cremas, y demás accesorios playeros -la jodía pelota del jodío niño-, chancleteando por los caminos silvestres, arañándonos las pantorrillas con los espinos que nos acechan desde los márgenes de los senderillos (¿es que esto no lo adecenta naaadieee?), sufriendo ataques de nubes de mosquitos (Ah! ¿pero no estaban extinguiiiidos?)...
y nosotros, los gilis de los turistas, que huíamos del mundanal rüido, expuestos a todo tipo de males, constantemente de un lado a otro, sin sosiego, obligados a escuchar la radio, el güifi,
la discoteca entera del señor de al lado que ha plantificado su toalla
y su panda de niños berreantes al ladito mismo del turista emergente.
Ay, que descansada vida la de los pollinos,
la de las vaques tumbadas en el prau,
de espaldas al mar, ajenas a la playita que tan ansiosamente buscamos.
ay que cosas tiene la vida, la vaca dando la espalda y los borregos todo el verano en la playa...
ResponderEliminar¡Abrasos!
Suena muy idílico, el mundo de los burros quiero decir. ,
ResponderEliminarEl otro, el de encroquetarse con protector solar y arenilla de playa a ritmo de la machacona música del vecino de al lado (porque será que el de la radio a todo pulmon siempre toca a lado?) y de los berridos del jonathan maria de turno, no demasiado... pero sarna con gusto no pica verdad?
Al año que viene a una isla desierta (y veras como el de la radio te encuentra)
laincultadetuhermana