Habla Vallisoletano en su blog Pilla la ciudad, aquí, de un caso concreto y muy visible de la prepotente vanidad de los poderosos.
Y esto es algo sobre lo que nos preguntamos los diletantes y yo en nuestras conversaciones de trabajo (ejem..!), a saber:
para qué quiere la gente TAAANTO DINERO
y por qué hace tantas tonterías con
TAAANTO DINERO
En el caso del que habla Vallisoletano, el capullo de turno mandó construir una iglesia y en vez de unas vírgenes o santos, puso por fachada su escudo (ándale)
(Por lo general, este tipo de seres extraños antinaturales, de ricos tan ricos, parece que desgastan su tiempo de vida ganando y ganando y gastando y gastando en chuminadas de este tipo, y parece que hasta sus posados vacacionales o pictóricos son de pega, que fue otro el que posó y no ellos, imparables acumuladores sin tiempo para más).
Y debe de ser entonces cuando se les ocurren esas chorradas para eso de
perdurar en la memoria
Y a los diletantes y a mí, cuando en una iglesia grandona pisamos una tumba nos da la risa: este bobo, tanto querer enterrarse y que se note ... para que luego le pasemos por encima los pocos feligreses y las mil reatas de turistas, sin fijarnos en quién fue ni cuándo anduvo pavoneándose por la tierra y parte del más allá.
(y el caso es que le quedó bonita la inscripción)
Pero más divertidos son estos otros, que no sé por qué razón, tienen sus huesecillos y otros restos bien visibles en vitrina de cristal y madera, muy chulis y lindas ellas, y hasta sus residuos benditos están decorados con bonitos adornos, como árboles de navidad.
míralos, ahí juntitos y coronados de hojitas doradas
Pero no preguntes quiénes fueron ni por qué están allí,
que ni valen para meternos miedo por la muerte,
vagos objetos decorativos
que sólo sirven ya para la curiosa contemplación de turistas diletantes.
que ni valen para meternos miedo por la muerte,
vagos objetos decorativos
que sólo sirven ya para la curiosa contemplación de turistas diletantes.
¿Quién les quitará el polvo, por cierto?
Qué grimica dan
ResponderEliminar¡Madre mía la iglesia del escudo! ¡Cosa más jorripilante!
ResponderEliminarDesde las pirámides.
ResponderEliminarPor suerte, la egiptología moderna también estudia los restos que dejaron la gente del común.
Y vete a saber si los huesos que nos quedan de los primeros homínidos no eran de los más normalitos.
En fin. Por mucho escudo, va a ser verdad que la muerte iguala...
La muerte iguala y muestra lo ridículo de tantas actitudes.
ResponderEliminarAplíquese igualmente al mundo contemporáneo