La obra se hace -la hacemos- con abalorios transparentes de diversos tipos y sedal,. Es decir, una labor muy femenina y hágalo ud. mismo, que ocupa ahora a muchas mulieres que se hacen maravillas con estas cosas tan pequeñas y rodantes.
Aunque ya habíamos hecho obras con abalorios, acabamos de descubrir con esta nueva cosilla que hacemos, que el mundo de los abalorios y demás es inabarcable y tienen cosas tan alusinantes con las que plantearse hacer nuevas obras, que andamos muy entusiasmados siempre preguntando a la vendedora, que resulta ser una chica muy simpática que me llama corazón cada dos palabras.
Y en este caso, cada sedalillo mide 180 cm. y van 5, aquí expuestos sobre una lámina de aluminio. La idea es colgarlos en un círculo para que se meta allí quien quiera y esté entre la lluvia. Pero hay que hacer muchos más para que uno se sienta entre la lluvia.
y el título de la obra me lo da Roger Wolfe cantado por Diego Vasallo en su disco "La máquina del mundo"
llueve,una somnolientay dócil lluviade ligeras alas tibiasque agonizansalpica mansamentelos suburbios,
una endeble y blanda lluviamás antigua que la historiasesga las mal iluminadasinnumerables ventanas de la urbey su exhausta tramade callesy arrabalesy avenidas;
y a través de todaslas aurorasy de todas las edades y del odioimplacable y sordode las dispares geografías de los hombres,en el palpitante y desquiciadoinmenso corazón del orbe
llueve
Roger Wolfe"Poemas desde un cuarto", 3Noches de blanco papel (Poesía completa 1986-2001)Huacanamo, 2008
Y también está aquí el recuerdo de este otro poema de José María Parreño:
Este otoño que tanto te quiero,te regalo la lluvia.La lluvia es todo:es canción triste, es compañía,es llanto persistente sobre todo el paisaje,es la caricia que hace temblar el sueloy elevar el sexo de las flores.Es la orden húmeda que implantalos más espesos olores.Te la regalo porque es como tú,extensa, repentina,de estatura cansada por el sol de la tarde,de ojos también cayéndose camino del inviernoy porque en ella yo me siento tan dulcecomo me siento en ti.De todo lo que vuela y nos hace sufrir,nada más compasivo y simple que la lluvia,nada tan frágil y a la vez tan invictoy nada como su misma promesa de frutos y verdor.Mírala,como un mar derrumbado,como ruinas de una atmósfera de agua que existió.Muchas vecesme empapa de nostalgia y me hace nudosque escuecen al tragar.Será porque la lluviacubre bosques que has amado conmigo,nos ha mojado juntos, imparcial, minuciosa,en lejanas provincias junto al mar.
José María ParreñoInstrucciones para blindar un corazónTansonville, 2009
Debería llover hasta inundarlo todo.
ResponderEliminarMás bien son paisajes para después de la destrucción.
ResponderEliminarY que la inundación se llevara la mala tierra en la que se ha enraizado tanta porquería inhumana.
ResponderEliminarQuizá así si fuera posible construir otros paisajes más habitables.