El momento del deshielo es un momento doloroso pero
abierto. Hay muerte, desaparece el armazón que inmoviliza, pero que
también sustenta; lo sólido da paso al intento, aún, de dar forma a lo
informe, de ordenar el embate. La desintegración aparente es también la
posibilidad de fluir. Lejos queda la rigidez, el envaramiento, los
movimientos de autómata, la repetición compulsiva y mecánica de los
gestos. Camino fluido, de nuevo sin esquemas ni pautas, que es, a su
vez, camino de revivir, de retomar, de reidentificar, de renombrar, de
rehacerse.
Maria-Mercè Marçal
Llengua abolida, 1989
(Tomado de Box8 cuya autora, Marisol Sánchez Gómez, lo tradujo. Gracias).
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