Quiero ser pura
como la niña filipina
que hace la calle. Pura
como las mujeres transparentes
del paraíso mahometano,
como la cara que escurre
cuando a Magdalena se le corre el maquillaje.
Pura para que no me pudra de asco.
MIRIAM REYES
Bella Durmiente
El poema de Miriam Reyes, del que aún no sé explicarme su encanto, trajo esta obra en 2009.
Entonces, antes de enmarcarla bajo cristal, no logré reproducirla adecuadamente. Pero la veo y no veo de continuo, al pasar, en el pasillo de mi casa, donde cuelga tranquila.
Estos días pasados la estuve fotografiando, reflejándome en su cristal al hacerlo, proyectando sombras sobre su fondo metalizado.
Es un gasa grande, cuya textura levanté con punzones y agujas de ganchillo. Cosí todos los bordes para evitar que se deshiciera -de veras, no miento, hasta las partes traseras que no se ven.- y la pegué, tensa, sobre un papel metalizado, dejando colgar la parte inferior a su caer. Así ha permanecido.
Mide 82 x 19 cm.
Los hilos se reflejan sobre la superficie espejante de debajo, o tienden allí sus sombras, o quizá ambas cosas a la vez. No lo sé. Así está bien, recordándome el poema.
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