El dibujo de lápiz y lápices de color sobre papel me sugiere un monólogo -interno/externo- donde las palabras, las frases, se hinchan y deshinchan, se encogen, se expanden, vuelven sobre sí o bien quieren deshacer la constricción del margen y romperlo.
Puedo imaginar que responden al mío monólogo interno -siempre las palabras hasta el grito y el susurro- que de vez en cuando se hace voz, sale, emerge en palabras pronuncias. (Eso es muy gracioso, por cierto)
El escriba, atento a su imbricado* desarrollo, lo transcribió en su escritura vegetal con bastante fidelidad.
*imbricado: no es aquí la palabra adecuada, aunque sí cercana, pero es tan bonita por su significado, que ahí la dejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
dígame