me he mudado de casa, con mis estudios incluidos, y TOOOOOODOOOOOOOOSSSSSSSSS mis cuadros y otras obras -esculturillas de vilanos, nidos, móviles de vegetales y otras hierbasssssss-
Orgullosa me siento de mi boîte-en-valise, donde metí bien embalados todos los móviles y otras cosas de gran delicadeza. Todos llegaron intactos, hasta las ramas más sutiles y desparrramadas.
Eeeembalé, previo desempolvamiento, los 268 cm. lineales por 38 cm. de profundidad de cuadros grandes de mas allá del 2003 hasta el 2006, en el suelo, con gran despliegue de gimnasia y equilibrismo.
No embalé los grandes lienzos que aún conservo (8 según inventario, más dos vírgenes de pintura -Yujuuuuuu! voy a pintar algo grandote ahí!!).
...cuando los mudanceros me aconsejaron embalarlos de dos en dos, cosa que me parece muy segura y razonable y conozco.... pero no puedo con el peso de dos cuadros a la vezzzzzz.
Y ahí me tocó desempolvar -y muchoooo!!!!- y embalar a toda prisa el metro cúbico de cuadros de los 90 y comienzos de los dosmiles, de dos en dosssss, en posición incómoda sobre una mesita de madera que crujía enloquecida bajo el peso y las vueltas y revueltas que les di a los cuadrrrooosss para embalarlos en parejita de guardia sivil.
Y venga a pedir a los mudanceros más precinto y más rollos de embalaje -del fuerte, eh? y déjamelo en la puerta de mi piso que a esa hora no estoy-.
Y desarrollé una capacidad de dessempolvar y embalarr deprisita con los trozo de precinto recortados pegados en las piernas, las dos vueltas de plástico de burbujas y el recorteeeee, el recorte de los trozos que sobrran,, y el plegado de los que no, y hacer desaparecer todo lo que sobra ,plástico y precinto, sin que desaparecieran las tijeras ni mi paciencia.
A todo esto, los cuadros muy delicados de la próxima exposición, estaban sobreembalados en un aparte para que los trajeran con toda la delicadeza del mundo y todo su cariño y profesionalidad (que es mucha, Pedro y Mudanzas PMB, gracias, chicos!)
Y como no pude acabar con todosssss los cuadrrrrooooosssss, los mudanceros se encargaron de embalar el fondo de armario que quedaba en el almacén de cuadros lleno de polvooooo, y hasta me trajeron lo que no quería traerrrr.
Y una vez en la nueva guarida.... la paz de guardarlo todo bien embaladito y limpio en el zulo de los cuadrosss o en el estudio bien tapado....
Peroooooo
de nuevo, una necesidad, me hizo empezar a desembalaaaaarrrrrrr again, todo otra vez, ay señor!!!!!
y ala! todo el pasillo lleno de cuadrosembaladosdedosendos
y más y más cuadrooossss
y aún más
Arg!!! un sindiós de cuadrrrooosssss
y con toda la paciencia ir otra vez quitando precintos y desenvolviendo plástico para ver qué c. había yo embalado allí dentro a toda prisa sin rotulaaaaarrrrrr.
y así me encontré en alegre contubernio una obra de 1998 embalada con otra de 2003
y tan contentas
y alguna pequeña sorpresa de lo que no debe ocurrirrrrr, glup!!!!... ejem...
mientras escucho musiquita de Philippe Jaroussky L'Arpeggiata
para tranquilizarme
Y de nuevo, vistas y rotuladas, vuelta a embalarlas y a guardarlas en orden cuasi marcial, AR!
Partamos de esta obra de 97,7 x 66,5 x 8 cm., y 8,3 Kg. de peso (con la que no puedo, por supuesto), y que debe mantenerse en vertical según dirección de la flecha, o tumbada con mucho cuidado.
Quitado el plástico, aún queda el misterio del papel
que se va desvelando, tras muchas vueltas de obra y papel
y al final, aparece ya la obra lista para colgar.
Y esto es algo del noble arte del embalaje
que tanto he practicado desde hace casi un mes,
loado sea el Santísimo!
Pero el ingenioso arte del cuelgue con sus pesos y medidas es ooootraaaaaa historia para otro día.
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