Querida M.:
Me he alegrado mucho de que me trajeras el dibujo de la hilera de cipreses y chopos para que lo "restaurara".
Como sabes, pues estábamos juntas, al quitarle el cristal ese mate que le aprisionaba, vimos que estaba perfectamente, sin necesidad de restauración ninguna, y solo ocurría que el cristal había cogido polvo por dentro. y enturbiaba el dibujo aún más.
Siguiendo tus instrucciones, no lo he tocado, no he borrado las marcas de borraduras de cuando lo dibujé, ni le que quitado un par de mínimas manchitas allí en el cielo.
Contraviniendo tus órdenes, lo he escaneado. Sí, lo he escaneado, ¿oyes?, que no pierde el alma por ello, ni se ha quedado ningún trazo pegado a la pantalla del aparato. Lo he hecho por partes porque no cabe entero en mi escáner, pero no importa.
Ahora, he podido leer el texto que rodea al dibujo y forma parte de él, que dice:
Postal de Valladolid para M. que se va a las Alemanias. Esto es la tapia. Arriba están los árboles y el cielo. He ido varios días a dibujarlos, y entraba el sol por la calle San Gregorio y me iluminaba mientras miraba los árboles y el cielo. Pasaba bastante gente y les miraba por el rabillo del ojo. Una vez se me acercó un grupo de niños sordomudos y no les entendí. El sol dejaba de iluminar y calentar a las 6, y entonces me iba. Los árboles, la tapia, el cielo, el sol arrasando la calle y la gente que pasaba son la obra. Pero lo mejor es haber estado allí iluminada contemplando los árboles al sol y al viento de los últimos días de sol antes de que te vayas a Alemania. P.D. el dibujo sólo ha sido una justificación para estar ahí/aquí contemplando al sol. Esto es permanecer, lo transitorio al sol y al viento. Casi en otoño.
Ahora ya te lo puedo devolver, para que no estés sin él en tu casa, con el consejo y petición de que le pongas un marco, con cristal normal que no toque al dibujo. Si quieres te lo hago yo, pero te tendría que devolver el dibujo más adelante, y ya sé que te niegas a quedarte aunque sea solo unos días sin él.
Así que te puedes pasar por mi casa mientras hago las lentejas, o bien, buscamos un hueco para quedar antes de que te vayas y te lo entrego de nuevo. Y como ya sé que no lees correos ni miras blogs, ahorita mismo te doy un toque por teléfono.
No recuerdo de cuándo es el dibujo, pero sigo pensando lo mismo que dice el texto.
Como sabes, los chopos fueron talados y los cipreses, que en el dibujo no son muy altos, ahora están preciosos y enormes.
Siempre me acuerdo del dibujo cuando paso por allí, y de ti, y de mí dibujándolos. Porque las obras no es exactamente que atrapen el tiempo que se vivió con ellas cuando las hicimos y hacemos, ese tiempo que parece que se esfumó. Más bien las obras son ese tiempo que se vivió y que pervive gracias a ellas.
Por eso te agradezco mucho que los tengas y los conserves en tu casa, que haya quien los mire, quien mire y recree ese tiempo y ese lugar ahora desmochado de chopos.
Besos
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