CELDA
Recogimiento,
voz
que alumbra las paredes:
primavera en secreto.
Ana Gorría
Araña
(El Gaviero
Ediciones, 2005)
Este martes 13 de abril, al retirarse lluvias, granizo y vientos, estalló la primavera. Como si hubiera entrado por decreto, ese día exactamente, nos echamos a la calle como locos, al sol y al verdor nuevo y tierno.
Mi abedul favorito luce ya su cascada de pequeñas hojas verdes, y tan perfectamente constreñido entre paredes de piedra, crece hacia la luz y es cada vez más esbelto y hermoso.
Y así celebro, como tantos años, el ruido secreto de la primavera, recordando el pequeño poema de Ana Gorría y su verso, Primavera en secreto, un emblema anual para nombrar estas fechas y las anteriores en que se gesta todo este asombroso y cíclico movimiento de la naturaleza.
No hay contradicción en lo que escribo: no la hay entre la explosión actual y el secreto de la gestación. Aún está todo desarrollándose y seguirá, son pequeñas las hojas y los brotes, y he sido testigo de fases anteriores:
Así he visto la floración de los chopos a finales de marzo, arrasada por las posteriores lluvias y el viento: pero ahí quedó su pólem, aventado y esparcido quién sabe hasta dónde.
Todos esa climatología apenas había dejado aflorar las diminutas plantas que ahora crecen impertérritas en las grietas, con su terca fragilidad,
ni dejaron desarrollarse con tranquilidad a los dientes de león, ahora con flores y frutos,
abundantísimos este año.
-qué delicia de praderas me esperan para jugar con los vilanos-.
Las ramas de los platanus, que fueron quebrando sus trayectoria con puntitos que eran brotes.
Y ya han eclosionado empezando a cubrirse de pequeñas hojas y de sus maravillosos seres verdes: las inflorescencias recubiertas de cascarilla dorada pilosa que estos días cubre el suelo.
Y conviven en las ramas con las viejas infrutescencias de la estación anterior,
en las que se irán transformando poco a poco,
componiendo esa gran celosía que va ocultando el cielo.
En mi recorrido veo árboles que no sé nombrar que me emocionan
con su gracia
Brotes a punto de estallar en lo que creo flores
pero son hojas desperezándose
desde el interior de esa forma bulbosa.
Diminutas flores que me llaman desde final de una rama soleada,
antes de desaparecer,
en breve.
Es este el momento de observar la distribución de las ramas y hojas en los árboles
y disfrutar de su temblorosa delicadeza
antes de que su proliferación oculte ese magnífico dibujo,
tras el labrerinto de capas de hojas.
Los negrillos están ya cargados de tiernas samaras verdes
que ya empiezan a caer y revolotear.
Vendrá ahora un largo proceso de secado de las samaras, que pasarán a tonos verdes claros, ocres dorados, marfiles y blancos nacarados
en su fastuosa lluvia de semillas por doquier
Y los chopos, despojados de sus flores, en las ramillas
que crecieron hacia el sol en febrero,
ya muestran sus yemas terminales abriéndose en hojas nuevas.
Será un proceso rápido de reverdecimiento tierno visto desde lejos,de locura hiperproductiva al mirar de cerca las ramas.
Tiernas hojillas acorazonadas balanceándose en su pedúnculo
Palomas balanceándose en las ramas
nidos de urracas
cigüeñas planeando
patos surcando veloces el cielo en hilera
gorriones andando a saltitos
mirlos cantando escondidos
insectos pululando
primavera en secreto
Para Ana Gorría, como siempre, un año más,
con agradecimiento y cariño.
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