Sombrerito de organza en doble capa, tipo casquete.
Vista frontal
Vista lateral
Vista posterior
un poco desviado del eje, y con asuntos pendientes para su finalización.
El sombrerito es parte de un conjunto más grande, un atavío o indumentaria o vestidito.
Llamémosle vestidito.
Vestiditos: es lo que ando haciendo desde hace meses.
Podría llamarlo "textiles" y quedaría muy bien, pero me gusta más decir que hago vestiditos, pues recoge la ilusionante parte de poder vestirlos, meterse dentro de lo planificado y hecho realidad sólida, momento en que "la obra" adquiera su forma, la que se planificó.
Hace muchísima ilusión, tanta como jugar con muñecas siendo niñas y muchísima más que el actual ir de tiendas y probarse media tienda. Se parece más a jugar a muñecas que al shopping, pues es mucho más íntimo y tiene el aspecto del juego, la creación, la proyección de deseos.
En el shopping diría que el deseo que está en juego es la búsqueda e imposible caza de una imagen ideal que no siempre (casi nunca, nunca) es la propia, pues está muy (totalmente) mediatizada (dirigida) por los cánones de belleza y corrección ajenos y por la imagen que ya nos ofrece (impone) la publicidad de la marca ("Pues a mí no me queda como en la foto del catálogo"). Es el deseo de otros lo que está en juego en el shopping.
¿Quiénes son esos otros?: mira alrededor.
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