Aún no tengo claro cómo se ve el mundo a través de esta rejilla. Cómo se camina desplazando la mirada tras ella, los ojos agazapados al encuentro de.
No es una experiencia muy distinta a la de nuestros velos, hoy en desuso pero no desde hace tanto tiempo, que por curiosidad e interés por ese atavío sí he usado alguna vez.
Y similares a las celosías de ventanas, no solo usadas en conventos.
Aún en construcción e irregular, seguiré con la labor -que se suele calificar de "femenina". Allá quien se pierda sus goces-.
Hilo de algodón y de seda sobre organza. 7 x 17 cm. tamaño máximo.
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