Canto (2007). Fragmento
LAS ALAS ENCRIPTADAS:
DIBUJOS MÁS O MENOS PEQUEÑOS DE
CASILDA GARCÍA ARCHILLA
Labor atenta de hilo solo
-sigues tejiendo tu tapiz indócil-
Esperanza Ortega
Dibujos
pequeños, papeles frágiles cartografiados, manuscritos, surcados, pespuntados
por unas manos silenciosas, volcadas en su labor, en un tiempo prendido con
alfileres que es la dimensión de una creación doliente, serena y hacendosa;
porque Casilda García Archilla se inclina sobre sus papeles como una modista
que alisa la tela y crea con aguja e hilo. Las costuras de las palabras y su
vuelo. La sutura de las palabras y su cicatriz.
La
belleza en manos de Casilda tiene tacto de gasa, de papel de seda, de reguero
de agua, pues todo se resuelve en hilo: el
hilo de tinta en trazo leve que recorre el papel y se enmaraña; el hilo de
sangre del derrame, la contusión, el golpe que se deshace; el hilo de agua que
mana con vocación de caudal y dibuja el surco, el meandro, el remanso; el hilo
que cose y cauteriza; el hilo que se deshilacha para mayor levedad de su ser
ínfimo; el hilo latido del electrocardiograma.
Los
poemas visuales o caligrafías poéticas del libro de Casilda García Archilla Una conversación con Ana Hatherly nos
ofrecen un diálogo que es una confesión epistolar. Cada imagen caligrafiada se resuelve
en un movimiento de emociones, sostenidas siempre por esa red de tinta, de
bordes de palabras que nos salvan de la caída. La escritura encriptada del
silencio se ofrece a nuestra lectura como una lengua tejida, un entramado de
signos arañados, sí, arañados porque el trazo sobre el papel es de
supervivencia, y el punzón es la intensidad desnuda. Y arañados porque tejen
una tela delicada y a la vez implacable, donde fragilidad y voluntad libran una
serena batalla entre la vulnerabilidad y su intensa fuerza. Son mensajes
cifrados cuyo misterio suscita esa conmoción del silencio previo al grito, del
silencio después del eco.
Los
paisajes que la mirada de Casilda nos hace habitar se construyen de nuevo sobre
un hilo conductor. El dibujo consigue a un tiempo el temblor y la decisión del
trazo. Caracteres, runas, signos, convierten el frágil soporte de papel en
superficie mineral, en piedra, madera, talladas con el secreto del mensaje
oculto de la raíz y las metáforas de las ramas entrelazadas, que escriben los
renglones de la naturaleza, como los estratos o los remansos.
La
cartografía de Casilda García Archilla nos invita a un viaje de pequeños
senderos. Caminamos por hilos que se derraman o se arremolinan. El movimiento
circular se muestra como el origen, la combustión, el ciclo de las Estaciones, esa araña vascular que
encierra una convulsión, y sentimos que hundimos las manos en la tierra (Donde nacen los ríos, Tierra de ríos,
Meandros, Ser río y remolino). Pero el río es también renglón de escritura,
hilos azules derramados que cartografían una Cuenca hidrográfica, en un mapa de cursos de agua silenciosa.
Y
el aire: las palabras aladas que remontan y, en nube de insectos o enjambre, se
mueven en el papel hacia la elevación. Papel seda, papel vegetal cuya levedad
da vuelo a la caligrafía que, libre del renglón de la escritura y de la
gravedad de la tinta derramada, se hace bandada de pájaros y Canto.
Los
dibujos de Casilda se nos muestran en
ocasiones como estructuras celulares donde la escritura, los signos, la tinta
son dendritas. En otras obras, la lectura interpreta la notación de una extraña
y desmedida partitura. Otras veces, rastreamos las pequeñas huellas de insectos
que tanto tienen que decirnos. También descubrimos la moradura de los cardenales
y sus hilillos de sangre. Los ovillos enredados. Un enjambre desorientado. La
caligrafía ilegible de un eminente y sabio escritor muerto. La aguja que traza
en un papel la edad de nuestro corazón.
La
belleza y la fragilidad de la obra de Casilda García Archilla se construyen
desde el signo diminuto, puntada a puntada, sobre la delicadeza. Un lenguaje
estético y poético que nos interpela como si fuéramos el único destinatario de
esa carta, de ese mensaje cifrado donde podemos volcar la emoción de lo inefable
o del silencio.
Caligramas
de alas encriptadas, poemas visuales o dibujos laberínticos. Y el hilo como
vínculo: caligrafía, costura, sutura, vuelo.
Belén Artuñedo Guillén
Texto de Belén Artuñedo para el catálogo de la exposición "Dibujos más o menos pequeños (y otras hierbas)", que comienza mañana -jueves 7 de febrero-
Gracias, Belén
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