Diálogo tomado del libro de Antonio Orejudo, Fabulosas narraciones por historias (Tusquets, 2007):
- Por cierto, Marcelino, ¿sigues escribiendo obras de teatro? Oí que habías tenído mucho éxito con una pieza antes del Alzamiento.
Marcelino sonríe amargamente y le explica:
- Los ricos siempre han permitido la existencia de artistas y de intelectuales disidentes porque les divierten, porque están ahítos de poder y de placer y buscan secretos vitales desconocidos para ellos, que les liberen de tanto hastío. Los escritores, los poetas, los pensadores y los artistas somos como los enanos de Velázquez. La única actitud revolucionaria es no publicar, renunciar a divertir a esa gentuza, no seguirles el juego, dejarles que se ahoguen en su desidia y en su mierda. Yo sigo escribiendo porque me divierto mucho haciéndolo. He debido de terminar dos o tres obras y algunos libros de poemas, pero lo he quemado todo. No publicaré jamás y tampoco les divertiré cuando me muera. Sólo quiero que se jodan.
Marcelino, dramaturgo, comunista y homosexual, finalizada la Gerra Civil española, visita a su primo Santos, jerarca del régimen franquista, y le comunica su intención de partir al exilio.
(La imagen la he tomado de aquí
y lo declaro porque seguro que tiene copirrait, aunque no creo que ese copray sea de Velázquez, sino del museo o del fotógrafo o del que la subió al bloh o del que la escaneó de un libro, o de uno que pasaba por ahí)
Y ya de paso declaro que la utilizo sin fines comerciales, etc.
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