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(atadijos sin fraude) -equilibrios inefables-

viernes, 20 de agosto de 2010

Al Berto: Horto de incêndio


En su blog  (Riquezas inauditas inomináveis), Eddy Nelson publica el poema "Incêndio" de Al Berto:

Incendio

Si consiguieras entra en casa y
alquien estuviera ardiendo en tu cama
y la sombra de una ciudad apareciera en la cera de la tarima
y cayera del techo una lluvia brillante
continua y menuda - no te asustes

son tus antepasados que por un momento
se elevaron de la inercia de los siglos y vienen
a visitarte

diles que vives junto al mar donde
zarpan  navíos cargados con miedos
del fin del mundo  -  diles que se consumió
la morada de una vida entera y pídeles
que susurren una última canción pora los ojos
y adormécete sin lágrimas  -  con ellos en el suelo.

Al Berto
Horto de incêndio (1996)





Hace varios años mi amigo Luis González Platón me pasó su traducción inédita de Horto de incêndio, que me ha guiado para leer este "incêndio".

Unos meses después se publicó la selección de poemas de El Miedo, con traducción e introducción de otros dos amigos, Javier García Rodríguez y Cidália Alves dos Santos, en Pre-textos. Por ellos conocí a Al Berto y su O medo.

RECADO

ouve-me 
que o dia te seja limpo e
a cada esquina de luz possas recolher
alimento suficiente para a tua morte
vai até onde ninguém te possa falar
ou reconhecer - vai por esse campo
de crateras extintas - vai por essa porta
de água tão vasta quanto a noite
deixa a árvore das cassiopeias cobrir-te
e as loucas aveias que o ácido enferrujou
erguerem-se na vertigem do voo - deixa
que o outono traga os pássaros e as abelhas
para pernoitarem na doçura
de teu breve coração - ouve me
que o dia te seja limpo
e para lá da pele constrói o arco de sal
a morada eterna - o mar por onde fugirá
o etéreo visitante desta noite
não esqueças o navio carregado de lumes
de desejos em poeira - não esqueças o ouro
o marfim - os sessenta comprimidos letais
ao pequeno-almoço.



RECADO
escúchame
que el día te sea limpio
y en cada esquina de luz puedas recoger
alimento suficiente para tu muerte

ve hasta donde nadie pueda hablarte
o reconocerte ve por ese campo
de cráteres extinguidos ve por esa puerta
de agua tan vasta como la noche

deja que el árbol de las casiopeas te cubra
y que las avenas locas que el ácido oxidó
se yergan el el vértigo del vuelo deja
que el otoño traiga los pájaros y las abejas
para que pasen la noche en la dulzura
de tu breve corazón escúchame
que el día te sea limpio
y más allá de la piel construye el arco de sal
la morada eterna -el mar por donde huirá
el etéreo visitante de esta noche-
no olvides el navío cargado de fuegos
de deseos en polvo no olvides el oro
el marfil las sesenta pastillas letales
al desayuno

Al Berto
El miedo (Poemas escogidos, 1976-1997)
Selección, traducción y prólogo de Cidália Alves dos Santos y Javier García Rodríguez
(Pre-Textos 2007)

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