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(atadijos sin fraude) -equilibrios inefables-

viernes, 1 de mayo de 2020

Exposición encerrada









En La Fontanería Crea, de Vanesa Calzada -autora de la fotografía- quedó encerrada esta Capucha (2019), en compañía del resto de obras de la exposición colectiva homenaje a mujeres artista (Nuestras referentes), inaugurada el 5 de marzo, semana antes de la progresión de la alarma previa al confinamiento.

En aquellos tiempos, mientras en mi trabajo charlaba con Teresa de la distopia chino-coreana, el doctorando oriental pasaba por el pasillo con mascarilla.

El recuerdo o mención agradecida que planteé con esta obra, no hecha ex-profeso para la expisición (los homenajes no me gusta y siendo a  artistas, y con obras hechas en homenaje a ellos,  me caen directamente mal) fue a las costureras caseras, a las mujeres que siempre han cosido en casa. 


Todas esas mujeres que durante siglos, y en las décadas del siglo XX que conozco por la memoria de madres, abuelas y suegras, han cosido y tejido en sus casas, desde los arreglos que hoy nos hacen los cosetodos, a  los paños, cortinas,  alfombras, ropa de cama y mesa, toda la ropa que se vestía de interior a exterior, con sus apaños, arreglos y  remiendos, y hasta el coger los puntos a las medias rotas, que  recuerdo. Pero también todos los adornos, bordados, encajes con los que han mantenido y conservado unas maravillosas tradiciones.

Todas esas labores eran una parte importante de la economía familiar, por un lado.


Por otro, constituían, en especial en el caso de bordados y encajes y a veces en el de la indumentaria, además del mantenimiento y transmisión de una tradición, como he señalado -esas mujeres bordando en corro-, el punto de cuidado y adorno de la casa y familia, y un aspecto de la fantasía y creatividad para todas aquellas mujeres. Porque, por más que repitieran patrones, siempre que esto ocurre, en algún momento, alguien se sale de él, y crea una variante o un patrón o labor nueva.


Todas esas mujeres en sus casas.. O en corros fuera de ellas, cosiendo y charlando.


A ellas no querían parecerse las mujeres que querían liberarse de ese fardo del pasado, las que querían ser independientes, trabajar fuera de casa, ganar su propio dinero y tomar sus decisiones sin depender de ningún hombre, acceder a la vida pública, no estar relegadas en sus casas.. cocinando, limpiando,  cuidando y cosiendo.



La liberación de la mujer se llevó por delante estas labores domésticas, estas sus-labores.

El pretaporter le dio el remate. Entre medias, recuerdo una legión de modistas y algún modisto, de todas clases y precios, y fantásticas tiendas de tejidos y enormes mercerías.


Creo que ahora podríamos echar una mirada al pasado y reconocer el valor de aquellos trabajos de esas mujeres, el reverso de nuestro actual ideal de mujer. 


En cuanto a la actualidad, agradezco poder coser, estar aprendiendo y poder apañar y confeccionar  mi ropa, mal que bien: entender cómo se construye una prenda, seguir un patrón, y sobre todo, ¡¡¡descoser mucho!!!. Pero también sentir la posibilidad de no depender totalmente de las grandes cadenas y de la tiranía de la moda.



Agradezco que aún haya tiendas de tejidos, donde te enseñan auténtico lino, auténtico algodón y seda. 


Agradezco las mercerías, siempre petadas, con su infinidad de productos.


Agradezo mucho los talleres donde enseñan a bordar, bolillos o a coser y -maldita sea!!!!- te hacen deshacer una y otra vez lo cosido hasta que quede correcto.


Y dejo un muy cariñoso recuerdo a la memoria de Curro, de Flecoster, fallecido hace unas semanas, que tan bien nos atendía a la turba invasora de señoras en su  maravillosa tienda de pasamanerías, plumas, lentejuelas, borlones, bordados.., y que me sirvió tan bien tantos  y tantos metros de cintas de organdía, semana tras semana.


4 comentarios:

  1. ¿Seguirá la exposición abierta cuando esto pase?

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    1. Sobre este tema, ha escrito Vanesa Calzada en facebook: "Cuando pase esto habrá que ponerlas (las obras) en las columnas del soportal y que paseéis entre ellas, ganan más al natural".
      Se refiere al soportal en el que está la Fontanería Crea, donde en tiempos mejores ha puesto o expuesto.

      Pero, sin pecar de pesimista, ¿cuándo se considerará "esto" pasado o sobrepasado?
      Un abrazo, Pedro

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  2. Cuando era pequeño, a finales de los 50's i principios de los 60's del siglo pasado, mis tías tenían una mercería y vivían en el interior del mismo comercio. Me hacía feliz jugar con los botones, las cintas, los "cierres" etc.
    Es lógico tu homenaje a Curro de Flecoster, al que me sumo sin haberlo conocido.

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    1. Qué recuerdo tan simpático, Xavier. Y qué suerte que te dejaran jugar con todos esos objetitos tan fáciles de desordenar. Es un mundo de negocio muy doméstico el que recuerdas, más que familiar.

      Curro tenía que tener muuuuchaaa paciencia, más incluso que los que atienden en otras mercerías que frecuento, de los que siempre me asombra su calma ante la barahunda de mujeres apelotonadas, pues su mercancía estaba a la vista y alcance de ojos y manos y en su tienda no había número para coger y guardar la cola. Además, me aconsejó muy bien sobre asuntos actuales y antiguos.

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