EL AZUCARERO
En momentos de derrota habría que plantearse otra lucha:
una pequeña, fácil, que se pueda superar sin demasiado
esfuerzo.
Algo así como avanzar, con la cara hinchada a bofetadas
de amargor,
hacia el azucarero, repitiendo en voz alta que, pase lo que
pase,
os comeréis un terrón, que eludiréis los obstáculos
diabéticos
y los imperios de la sacarina, y, cuando lo tengáis en la
mano,
jurad que os lo vais a comer... y os lo coméis.
Habría que paladearlo bien porque no es la salvación, es
un placer.
No cambiará nada pero tampoco habrá agravado el
entorno.
Todo seguirá doliendo en su sitio menos la dulzura,
que se habrá mudado a la cavidad auxiliar de la memoria.
Elena RománEsta dichosa ansiedad domésticaDevenir, 2011
Ante las deliciosísimas noticias (decisiones muy premeditadas / indecisiones muy muy ocurrentes) que se nos caen encima, no es mala actitud la que se propone en este poema de Elena Román, que me encanta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
dígame