Otra máscara textil -de tela- con una muy amable parte posterior, como si fuera un peinado o un gorro. Lleva orejeras y algún detalle más.
No sé si añadir algún otro bucle o pliegue estable, bien frontal, bien lateral -ambos son incompatibles y demasiado barrocos juntos- y otras mejoras.
Pareces llevar encima el sueño frágil de una niña. Me gusta y me inquieta, a la vez. Quizá sea lo que buscas. Excelente propuesta.
ResponderEliminarAsí es, Pedro, esta máscara en la parte posterior es atractiva, y al girar la cabeza muestra toda su fealdad y espanto: se produce el ¡susto!, como en los juegos y en la vida.
ResponderEliminarEste aspecto está relacionado con los rostros (y cuerpos) desfigurados por aquellas antiguas enfermedades pandémicas ya erradicadas, como viruela y lepra. Con la necesidad de cubrir la desfiguración. Ahora, con el cotidiano rostro cubierto por la mascarilla, que nos enmascara. Hay un cúmulo de asuntos en estas máscaras que, al ir haciéndolas, iré pensando.
Como apuntas acerca del sueño y la infancia, está también en ellas lo fantástico y el juego.
Gracias por tu certero comentario.
Un abrazo
Si la pandemia dura mucho (que es lo que parece) las personas creadoras tenéis diferentes opciones de realización de mascarillas.
ResponderEliminarEn la respuesta al comentario anterior explicas bien tu idea.
Sí, Xavier, salgo a la calle con mi mascarilla puesta y observo aún asombrada que todo el mundo porta su mascarilla, cada cual de un tipo, y como deforma el rostro o lo altera, cómo me hace dudar de la identidad de conocidos o me despista haciéndome saludar a un desconocido por error. Pero la variedad de rostros que dan es grande y curiosa.
ResponderEliminarEs muy amplio el mundo de la mascarilla protectora ante el Covi, sus materiales y formas, y en mi barrio me proveen de conocimientos, formas y materiales diversos. Es un barrio de muchas tiendas de tejidos, artesanos textiles y mercerías.
Por otra parte está el tema de las máscaras populares y sus trajes, de los que hay tantos ejemplos en los fiestas de invierno en la Península Ibérica, dentro de ritos muy antiguos asociados a la tierra, el cultivo y temas más profundos.
Un abrazo