interiores
Sí, son interiores de iglesias, eso que no gusta por recordarnos tantos siglos de dominación, superstición, riqueza anejanada..
Cuando estoy en alguno de estos lugares, me olvido de todo y disfuto del espacio, de la arquitectura, decoración, retablos... Incluso cuando algún cura cascarravias me dice que fotos de ninguna manera y me muestra a cambio sus ajadas postales, que no reproducen lo que yo estoy viendo y quiero plasmar. Cuando alguna monja o similar me reprueba porque hago fotos de un retablo de El Greco y me ofrece a cambio pastas. Sí, el retablo de El Greco está en mil libros de arte. Pero el detalle que yo miraba lo miraba yo. Y la pequeña escultura de un cristo yacente metido en una caja, esa no está en ningún libro de arte.
Me da lo mismo. Que digan lo que quieran, que ofrezcan u oculten lo que quiera. Porque mi mirada, y a veces mi cámara, se llevó la imagen y la retuvo, y disfrutó en el momento con lo que vió. Y eso nadie me lo puede impedir.
Que me quiten lo bailao
En algún recodo del corredor, quizás junto a una hornacina, puede aparecer un personaje enjuto, de restreñimiento fluorescente, de esos que pintó el Greco o puede que se acerque un monje libidinoso babeando. Entonces me olvido yo también de la arquitectura, de las dimensiones del pasadizo, del lucero del alba, de la ciencia de bien y del mal, de la mampostería de las paredes, de los pavimentos enlosados, del mal estructural, de la bondad de la monjas bigotudas y echo a correr como un escéptico que no se cree ni lo que hay más allá de la cara oculta de la luna.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Quién te viera en esa situación, Francesc. Pero no me lo creo, pues con tu verbo derrotarías cualquier elemento grequesco, cura libidinoso o monja bigotuda.
ResponderEliminarPor cierto, que ya que mencionas los grecos enjutos con restreñimiento fluorescente, voy a obsequiarte en breve con mi amigo el santo.
Saludos, Francesc
Muchas gracias, me gustará ver un Greco restriñido y de fluorescencias violáceas, ardo en deseos, vaya frase, mira que arder, menudo lenguaje este nuestro que asimila el deseo a las llamas, no me extraña que luego pase lo que pasa.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó i Estradé