SOCIEDAD DE DILETANTES (, S.L.) & PAAARTNERS

(atadijos sin fraude) -equilibrios inefables-

miércoles, 6 de febrero de 2013

Las alas encriptadas, de Belén Artuñedo




Canto (2007). Fragmento


LAS ALAS ENCRIPTADAS:
DIBUJOS MÁS O MENOS PEQUEÑOS DE
CASILDA GARCÍA ARCHILLA




Labor atenta de hilo solo

-sigues tejiendo tu tapiz indócil-

Esperanza Ortega



Dibujos pequeños, papeles frágiles cartografiados, manuscritos, surcados, pespuntados por unas manos silenciosas, volcadas en su labor, en un tiempo prendido con alfileres que es la dimensión de una creación doliente, serena y hacendosa; porque Casilda García Archilla se inclina sobre sus papeles como una modista que alisa la tela y crea con aguja e hilo. Las costuras de las palabras y su vuelo. La sutura de las palabras y su cicatriz.



La belleza en manos de Casilda tiene tacto de gasa, de papel de seda, de reguero de agua, pues todo se resuelve en  hilo: el hilo de tinta en trazo leve que recorre el papel y se enmaraña; el hilo de sangre del derrame, la contusión, el golpe que se deshace; el hilo de agua que mana con vocación de caudal y dibuja el surco, el meandro, el remanso; el hilo que cose y cauteriza; el hilo que se deshilacha para mayor levedad de su ser ínfimo; el hilo latido del electrocardiograma.



Los poemas visuales o caligrafías poéticas del libro de Casilda García Archilla Una conversación con Ana Hatherly nos ofrecen un diálogo que es una confesión epistolar. Cada imagen caligrafiada se resuelve en un movimiento de emociones, sostenidas siempre por esa red de tinta, de bordes de palabras que nos salvan de la caída. La escritura encriptada del silencio se ofrece a nuestra lectura como una lengua tejida, un entramado de signos arañados, sí, arañados porque el trazo sobre el papel es de supervivencia, y el punzón es la intensidad desnuda. Y arañados porque tejen una tela delicada y a la vez implacable, donde fragilidad y voluntad libran una serena batalla entre la vulnerabilidad y su intensa fuerza. Son mensajes cifrados cuyo misterio suscita esa conmoción del silencio previo al grito, del silencio después del eco.



Los paisajes que la mirada de Casilda nos hace habitar se construyen de nuevo sobre un hilo conductor. El dibujo consigue a un tiempo el temblor y la decisión del trazo. Caracteres, runas, signos, convierten el frágil soporte de papel en superficie mineral, en piedra, madera, talladas con el secreto del mensaje oculto de la raíz y las metáforas de las ramas entrelazadas, que escriben los renglones de la naturaleza, como los estratos o los remansos.



La cartografía de Casilda García Archilla nos invita a un viaje de pequeños senderos. Caminamos por hilos que se derraman o se arremolinan. El movimiento circular se muestra como el origen, la combustión, el ciclo de las Estaciones, esa araña vascular que encierra una convulsión, y sentimos que hundimos las manos en la tierra (Donde nacen los ríos, Tierra de ríos, Meandros, Ser río y remolino). Pero el río es también renglón de escritura, hilos azules derramados que cartografían una Cuenca hidrográfica, en un mapa de cursos de agua silenciosa.



Y el aire: las palabras aladas que remontan y, en nube de insectos o enjambre, se mueven en el papel hacia la elevación. Papel seda, papel vegetal cuya levedad da vuelo a la caligrafía que, libre del renglón de la escritura y de la gravedad de la tinta derramada, se hace bandada de pájaros y Canto.



Los dibujos de Casilda  se nos muestran en ocasiones como estructuras celulares donde la escritura, los signos, la tinta son dendritas. En otras obras, la lectura interpreta la notación de una extraña y desmedida partitura. Otras veces, rastreamos las pequeñas huellas de insectos que tanto tienen que decirnos. También descubrimos la moradura de los cardenales y sus hilillos de sangre. Los ovillos enredados. Un enjambre desorientado. La caligrafía ilegible de un eminente y sabio escritor muerto. La aguja que traza en un papel la edad de nuestro corazón.



La belleza y la fragilidad de la obra de Casilda García Archilla se construyen desde el signo diminuto, puntada a puntada, sobre la delicadeza. Un lenguaje estético y poético que nos interpela como si fuéramos el único destinatario de esa carta, de ese mensaje cifrado donde podemos volcar la emoción de lo inefable o del silencio.



Caligramas de alas encriptadas, poemas visuales o dibujos laberínticos. Y el hilo como vínculo: caligrafía, costura, sutura, vuelo.


Belén Artuñedo Guillén


Texto de Belén Artuñedo para el catálogo de la exposición "Dibujos más o menos pequeños (y otras hierbas)", que comienza mañana -jueves 7 de febrero-

Gracias, Belén


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