Y con esta apropiación de las palabras del maestro Caeiro, mezclando obras, ovejas y pensamientos, lo que quiero expresar es mi disfrute al ver cómo existen estos seres, callados aunque balen y cencerreen.
Los seres rebaños provienen del deseo de tres imágenes: hojas deshaciéndose en sus nervios, mantilla, plumas... espumas
Y ahora pongo aquí un trocillo del poema del Sr. Caeiro:
Nunca he guardado rebaños
y es como si los guardase.
Mi alma es como un pastor,
conoce al viento y al sol
y va de la mano de las estaciones
continuando y viendo.
Toda la paz de la naturaleza sin gente
viene a sentarse a mi lado.
Pero yo me pongo tan triste como una puesta de sol
lo es para nuestra imaginación,
cuando refresca, en el fondo de la llanura
y se siente que la noche ha entrado
como una mariposa por la ventana.
Pero mi tristeza es sosiego
porque es natural y justa
y es lo que debe haber en el alma
cuando piensa que existe
y las manos cogen flores sin que ella se dé cuenta.
Con un ruido de cencerros
más allá de la curva del camino,
mis pensamientos están contentos.
Sólo me apena saber que están contentos
porque, si no lo supiese,
en vez de esta contentos y tristes
estarían alegres y contentos.
Pensar es incómodo como andar bajo la lluevia
cuando el viento arrecia y parece que llueva más
(…)
Alberto Caeiro
Traducción de Ángel Crespo
Siempre me han hecho mucha gracia los poemas del maestro Caeiro
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