que soy totalmente desconocida y aún menos que desconocida como artista, lo sé.
Pero incluso en mi trabajo... o esto, o hay mucho cafre suelto.
Una megaexposición colectiva a beneficio de.. mucha gente, mucho público, mucho artista conocido que no me saluda, muchos conocidos que tampoco saludan (cómo cuesta el saludo en esta ciudad: pero es que lagenteimportante, si te saluda, debe de ser que se hace de menos).
Huyendo de la multitud comprando y comprando obras, encontré por fin un camarero, esos seres invisibles salvo por su bandeja llena, que, si bien no tenía el vinito que yo tanto deseaba, me ofreció un canapé (y le di las gracias, ya que por fin podía agradecer y sonreir a alguien).
Con medio canapé en la boca y otro medio en la mano, oigo que me llaman por mi nombre:
Me paro y saludo a quien me saluda: una compañera de trabajo, o al menos yo así lo considero, aunque estemos en puestos bien distintos.
Las preguntas de rigor, allí sentada ella, del cómo estás y estas cosas, y ya puesta generosa ella me presenta a la señora sentada junto a ella:
- Esta es la mujer de fulanito de tal ¿le conoces? es un afamado artista muy importante, - y me muestra algo más allá a un vejestorio espantoso con cara de asco pero muy contento de conocerse a sí mismo, of course.
-Sí, sí claro que le conozo.
(Conozo de refilón su apolillada obra de paisajitos y castañas por el estilo, espopóndicamente titulados, y nunca he querido sabe nada más de él ni de su obra porque no me gusta en absoluto)
Pero la señorade, que al parecer no tenía más importancia que ser señorade -la pobre-, se levanta me da un par de besos en mis mejillas con canapé, mientras mi compañeradetrabajo me presenta:
- Esta es fulanita, nuestra señora de la limpieza.
Claro, yo puse cara de señora de la limpieza como pude, es decir, me hice transparente, mientras la querida compañera continuaba:
- Y TAMBIÉN PINTA
Olé sus cojones
- Uy, sí y hasta tengo una obra en esta exposición...
y me largué corriendo de tanta pedorrería, en busca de un vino y algún amigo que ME CONOCIESE, pero antes tuve que sortear a un arquitectomuyimportante que se me echó encima porque iba con la mirada perdida propia del arquitecto artista o artista arquitecto, que camina deprisa por su importancia, y va viendo solo sus proyectos y las personas que le interesan para que se los contruya o le dé parabienes por su última genialidad.
Y así, he decidido adoptar la transparencia de la señora de la limpieza, de los camareros, las cajeras del hiper y barrenderos, con los que me identifico mucho más que con los artistas y su importancia, su megaego y su tremenda tontería.
poco hay que decir ante relato tan realista!
ResponderEliminarSuena bien eso de hacerse transparente, yo quiero ,yo quiero, prometo que soy muy señora de mi limpieza ;-)
una agregada :-)
no consiste en ser muy señora de mi limpieza, sino en ser la señora de la limpieza o la cajera del hiper o el camarero para los demás, haciendo un servicio transparente a los otros, los que no te ven
ResponderEliminar¿Te apuntas?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarJa, ja, ja, vuelve a ver "El club de la Lucha" y no te preocupes más, que vivimos en un agujero negro...
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