Cómo pesa la sangre y duele y quema las entrañas del alma y se desliza por encima del vacío de ideas que perdieron firmezas para caer, sin tiempo. Casi para percibir que ya no volverían a estar vivas. Y ahí hace la sangre su cosecha de lodos, miedos y tristes tempestades. Continentes enteros olvidados, enterrados en cieno y ansiedad ya no aguardan regresos ni mantienen encendidos fanales a la nada.
Juan Varo Zafra
(inédito)
Cuenca de ríos de sangre.
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