TRATAMIENTO DE HERIDAS PROVOCADAS
POR LA CONTINUA EROSIÓN DEL AIRE
SOBRE LA SUPERFICIE DE LA VOZ
Aunque a mí me parezca un poema estupendo, es el título
del epílogo del libro Es el verbo tan frágil,
de Sandra Santana.
La obra, realizada por la Sociedad de Diletantes (, S.L.) y su asociada -es decir, Casilda-, mide 67 x 17 x 8 cm., y consta de:
trozo de rama en horquilla, redecillas para el pelo - para cabello rubio, para cabellos grises y para moño moreno-, que contienen:
algodón, semillas de castaño de indias, cordel teñido, y lamas para limpieza del hogar (estropajo "nanas") desenredadas, colgadas por:
hilos elásticos, hilo de alambre y el contenido de un cable que debe de servir para algo de conexiones o telefonías o no sé para qué.
Como los textos de Sandra Santana en Es el verbo tan frágil, nos resultan tan saltarines intelectualmente... pues los diletantes se pusieron contentos e hicieron esta cosita divertida,
que se mueve al pasar y con cualquier corriente de aire.
que se mueve al pasar y con cualquier corriente de aire.
La idea de las redecillas de pelo la tomaron los Diletantes de una obra que figura en el catálogo de la exposición "Frágil", del Museo Esteban Vicente, y de cuyo autor no me acuerdo porque no sé dónde he puesto este magnífico libro.
El comisario de esa exposición y autor de los textos fue el poeta José María Parreño.
Qué te voy a decir... Me emociona esa aparente fragilidad. Y la belleza, claro, la belleza!
ResponderEliminarAtrapa fragilidad.
ResponderEliminarTambién atrapa sueños.