Cada ser con su piel,
la piel que protege del exterior y nos comunica con él
Cuando la piel enferma y ya no protege deja a la intemperie,
expone a frío mucho frío, mucho,
calor cuando hace calor,
mucho calor.
Dedico esta entrada a J.G. que hizo que recordara la piel, y a Marisol, cuyos textos acabo de leer
(para que luego digan que andamos encerrados en nuestros blogs)
Gracias, gracias, mil gracias.
ResponderEliminarTe dejo este texto mio:
“Lo más profundo es la piel”, dijo agudamente Paul Valéry, expresando una hermosa paradoja. Una piel, a través de la que podemos establecer relaciones que pueden conmocionarnos, y que, como matiza Adrienne Rich, está “viva de señales. Nuestra vida y nuestra muerte son inseparables de la liberación o del bloqueo de nuestros cuerpos pensantes”. No olvidarnos nunca del cuerpo - una entidad física que se traslada de geografía, que nos hace entrar en contacto por impregnación con otros, que cambia de tacto o de olor, que envejece, palpita, goza, o suda en el acto sexual -, con todas las implicaciones que esto conlleva, debería ser un imperativo en nuestras vidas. Cualquier otra idea sublimatoria con que concluyamos una experiencia que se ha encarnado en nosotros es simplemente una renuncia a la vida.
Marisol.
Lo más profundo de nosotros es la piel.
ResponderEliminarEncierra para que podamos saborear.
Gracias por tus obras.