por decir algo
Y así nos entretenemos los diletantes.
Hemos estado varios meses, recogiendo esas bolas leñosas y duras que ruedan por el suelo, con o sin palito, caídas de los plátanos ornamentales, y que son el núcleo que sostiene los aquenios claviformes con penacho de la infrutescencia de ese árbol.
Hemos quitado la retícula semileñosa que rodea a la bola, con cuidado. Los fragmentos que se rompían los utilizó la paaaartner para hacer sus alfabetos y textos vegetales.
Luego las hemos cosido -con hilo fino y unas agujas inenhebrables de menudas-. Ninguna retícula queda libre de alguna rotura. Es más, todos tienen un círculo por donde se unen a su rabito o pedúndulo, que hay que romper para separar la retícula de la bola y es un vacío en la retícula.
Luego las hemos colgado de sus hilos delante de la ventana.
Y eso es todo.
Seguiremos haciendo esta obra
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