Donde esté el cansancio de la imaginación que se quite el cansancio dela carreo de materiales (cualesquiera que sean, aunque ahora esté pensando en sacos).
En breve contestará a tu observación con una reflexión sobre lastres y rémoras, que producen todo tipo de cansancios: psíquicos, físicos y de la imaginación.
Hay rémoras, lastres y cuerdecitas hechas un lío en torno a los tobillos: son un grupo de las cosas que impiden el avance, pesan más que sacos de harina, cemento o piedras.
Quien se encuentra en esta situación, acarreando o cargando con ella puede llegar a sufrir trastornos como tensión psíquica o ansiedad, y esta a su vez produce muchísimo cansancio físico: tanto como el que ha tenido que acarrear sacos (de piedras, cemento, arena).
Hay situaciones y personas que se configuran o comportan como sacos de piedras, cemento, arena, como lastres, rémoras o cuerdecitas.
Por mi parte, salvo que sea extrictamente necesario para mi vida, no veo la necesidad de acarrear este tipo de cosas y prefiero dejar los sacos por ahí tirados, cortar los lastres y las cuerdecitas y envenenar a las rémoras.
Donde esté el cansancio de la imaginación que se quite el cansancio dela carreo de materiales (cualesquiera que sean, aunque ahora esté pensando en sacos).
ResponderEliminarEn breve contestará a tu observación con una reflexión sobre lastres y rémoras, que producen todo tipo de cansancios: psíquicos, físicos y de la imaginación.
ResponderEliminarCuesta salir a la luz.
ResponderEliminarHay rémoras, lastres y cuerdecitas hechas un lío en torno a los tobillos: son un grupo de las cosas que impiden el avance, pesan más que sacos de harina, cemento o piedras.
ResponderEliminarQuien se encuentra en esta situación, acarreando o cargando con ella puede llegar a sufrir trastornos como tensión psíquica o ansiedad, y esta a su vez produce muchísimo cansancio físico: tanto como el que ha tenido que acarrear sacos (de piedras, cemento, arena).
Hay situaciones y personas que se configuran o comportan como sacos de piedras, cemento, arena, como lastres, rémoras o cuerdecitas.
Por mi parte, salvo que sea extrictamente necesario para mi vida, no veo la necesidad de acarrear este tipo de cosas y prefiero dejar los sacos por ahí tirados, cortar los lastres y las cuerdecitas y envenenar a las rémoras.
A veces, para ello, sólo hay que sentarse a mirar.
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